Por: Ale Luna
La llegada de nuestro bebé a casa es un momento de emoción y entusiasmo. Sin embargo, una de las preguntas más importantes que nos hacemos es ver cómo reaccionará nuestro perro, especialmente a medida que el niño crezca y comience a explorar.
Es posible que tu perro se haya adaptado a la llegada del bebé al principio, pero una vez que se vuelva más activo, comenzará a gatear, la pregunta que nos hacemos es cómo reaccionara nuestro perro ante esto.
Por eso te traemos algunos consejos para evitar algún accidente en el futuro.
Asocia el niño con los buenos momentos.
Especialmente para los padres primerizos, la llegada de un niño puede significar una atención excesiva al bebé, dejando de lado sin querer al perro. Tu mascota puede aprender fácilmente a asociar la presencia del bebé con cosas buenas para esto es necesario hacerle saber al perro que cuando el niño esté despierto y activo, también será considerado y le dará algunas cosas positivas, como caricias, juegos, paseos, comida u otras cosas que le gusten. Aunque a veces puede ser difícil. De esta forma, tu mascota conectará los buenos momentos en torno a los más pequeños y los esperará con ilusión.
Acostúmbralo a los nuevos sonidos.
Aunque han pasado meses desde la llegada del bebé y has intentado preparar al perro para vivir con él, puede que siga asustado por los sonidos del pequeño. Además, de que cuando escucha su llanto, puede ponerse cada vez más nervioso. En ese momento, intenta tirarle un trozo de su comida favorita para que aprenda a esperar cosas buenas cuando escuche el llanto. Sin embargo, si no notas mejora en este ejercicio, lo mejor es hablar con un profesional.
Prepáralo para cualquier manipulación.
Los primeros meses de los bebés cuando aprenden a gatear son pura exploración, tocan todo, pero aún no saben cómo regular su fuerza y ??sus movimientos, lo que se vuelve un poco caótico. Evidentemente, tarde o temprano su atención se dirigirá al perro y el niño puede terminar tirado por el pelo, las orejas, la cola o cualquier otro lugar a su alcance de la mascota.
Por eso es necesario preparar al peludito para esta situación, a fin de evitar riesgos antes de que el niño aprenda a gatear. Esto es para que el perro se acostumbre a aceptar diferentes tipos de manipulaciones de manera gradual. Si encuentras que tu mascota puede soportar un cierto grado de rudeza, puedes aumentar la fuerza de manera gradual así verás su reacción y si este permanece en lugar relajado, intentará alejarse o evita el contacto.
Cuando practiques esta actividad, recompensa a tu mascota con cosas que sabes que le gustan mucho. Lo más importante aquí es que primero realices la prueba y luego él recibirá el premio. El hecho de esperar premios hará que sea más fácil soportar algunas manipulaciones más duras.
Es importante practicar este ejercicio todos los días, porque cuando llegue el día en que tu hijo tire de las orejas o agarre un mechón de pelo, lo más probable es que tu perro quiera recompensa. Por tanto, dale su recompensa porque se la merece. Además, la práctica de este ejercicio no excluye las caricias que les des todos los días, sino que es un complemento.
Enséñale cuando debe alejarse.
A medida que pasan los meses del bebé, es probable que te dé cuenta de que a veces es útil que el perro sepa retirarse cuando se lo ordenas. Por ejemplo, cuando necesita más espacio porque el niño empieza a gatear. Para realizar esta operación correctamente, deben realizar los siguientes pasos:
- Elija una palabra, como "fuera" o “atrás”. Habla en voz alta e inmediatamente tira el premio al suelo donde quieres que vaya el perro. Que tu mascota vea la recompensa es la clave, este es un ejercicio que debe repetirse muchas veces antes de pasar al siguiente paso.
- Vuelve a pronunciar la palabra que elijas y extiende los brazos como si lanzaras un premio. Sin embargo, solo necesitas lanzarlo cuando el perro comience a moverse en la dirección indicada por tu brazo.
- Verás que el perro reacciona antes cada vez que repites el ejercicio, hasta el momento en que desaparece inmediatamente después de escuchar la palabra seleccionada. En este punto, debes continuar recompensándolo por su comportamiento correcto, aunque no es necesario recompensar al perro cada vez que se aleja después de decir una palabra.