Se emplea el nombre de distimia para calificar una alteración del estado de ánimo que también se denomina con otros nombres:
- Depresión menor. Es un nombre engañoso, pues, aunque los síntomas sean en menor cantidad o intensidad que en una depresión mayor, su permanencia en el tiempo suelen causar malestar significativo a las personas.
- Depresión neurótica. Se refiere a una antigua clasificación en la que los “trastornos neuróticos” eran definidos como “de origen psicológico”.
- Depresión crónica. Es una definición que carga el acento en la duración del proceso. Pero también el trastorno depresivo mayor puede ser crónico, y es muy distinto de la distimia.
Los síntomas más importantes son:
- Altibajos del estado de ánimo
- Tendencia al estado de ánimo irritable o deprimido. Suele ser enojadiza, y con tendencia a estar triste o deprimida.
- Dificultad para disfrutar de las cosas positivas de la vida. tiene dificultad para llegar a considerarse plenamente feliz.
- Trastornos del sueño: el sueño no acaba de ser reparador. Se despierta varias veces, y suele hallarse cansada por la mañana.
- Problemas de concentración. Acostumbra a percibir problemas de memoria y de concentración, aún para actividades lúdicas (ver una película, por ejemplo).
- Tendencia a las somatizaciones . Cefaleas y vértigos son las más frecuentes, junto a los estados de fatiga crónica.
La distimia depresiva, no es sino un estado casi depresivo, probablemente de naturaleza orgánica (genética) aunque activado por una situación de estrés continuado. Acontece con frecuencia en personas sometidas a tensiones constantes, o en personas extremadamente autoexigentes, para las cuales cualquier situación se convierte en estresante.
Puede durar semanas, meses o años. Hay personas que han estado así prácticamente toda su vida. Muchas personas con distimia llegan a creer que “ellas son así”, y no identifican la distimia como una condición patológica, sino como un estado normal de su forma de ser.
Las personas con distimia suelen estar irritadas, agresivas, con facilidad para entrar en discusiones, y con una baja tolerancia a las frustraciones . Con frecuencia se las califica de “amargadas”.
Esto puede ser tratado mediante varias técnicas:
- Psicoterapia.
- Antidepresivos modernos. La distimia se debe a un fallo en los mecanismos de regulación del estado de ánimo, debido a un mal aprovechamiento de uno de los neurotransmisores cerebrales, la serotonina, en la zona cerebral que se cuida de moderar los cambios de humor.
El empleo de medicamentos antidepresivos. Tales fármacos, combinados con una psicoterapia encaminada a potenciar el pensamiento positivo, permiten que las personas corrijan su propensión al desánimo y a la fatiga, y puedan sentirse plenamente satisfechos en cuanto a su calidad de vida.