Déficit de la hormona del crecimiento

El déficit de la hormona del crecimiento, que puede ser total o parcial, se puede producir por trastornos que afecten a cualquiera de los órganos implicados en la secreción o acción de esta hormona.

La hormona del crecimiento es una de las hormonas que se producen en la hipófisis o glándula pituitaria, una pequeña glándula situada en la base del cerebro, por detrás de las fosas nasales. La secreción de la hormona del crecimiento está, controlada por otras hormonas que se liberan en diferentes lugares del cerebro.

Tras su liberación al torrente circulatorio, estimula la producción, en el hígado, de otra hormona implicada en los procesos de crecimiento, y que se conoce como factor de crecimiento insulinoide tipo I (IGF I). Durante el envejecimiento se reduce de forma natural la producción tanto de hormona del crecimiento como de IGF I.

La deficiencia completa de hormona del crecimiento con frecuencia se descubre durante la infancia. El peso y la talla del niño suelen ser normales en el momento del nacimiento. Sin embargo, entre los tres y los nueve meses de edad, la velocidad de crecimiento del niño se encuentra reducida.

El aumento de peso se encuentra afectado, el desarrollo de los huesos y los dientes también se encuentra retrasado y el niño puede presentar una cierto aumento de los depósitos de grasa que existen debajo de la piel.

Es adecuado que los pediatras y médicos de familia realicen de forma periódica una sencilla exploración del crecimiento de los niños, si los padres observan un retraso en el crecimiento deben consultar al médico.

El médico debe pesar y medir al niño y dibujar su curva de crecimiento en una gráfica. Se debe tener muy en cuenta la talla de los padres, así como otros datos. El médico cuestionara acerca de diversos aspectos clínicos del niño, tales como dieta, apetito, realización de ejercicio, enfermedades padecidas, hábito intestinal y cualquier tipo de problema social o afectivo.

Posteriormente se realizará una exploración física del niño y se valorará su grado de desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, que en las niñas comienzan hacia los 11 años y en los niños hacia los 13 años  y dentario.

En caso de que se considere necesario se realizará una radiografia de la mano y muñeca izquierda. Con el fin de  conocer la “edad ósea” del niño, el grado de desarrollo de sus huesos. En el caso de que exista una deficiencia de hormona del crecimiento la edad ósea se encontrará retrasada.

Si existe un déficit de la hormona del crecimiento y se deja sin tratamiento, el crecimiento del niño se encontrará seriamente comprometido, si la deficiencia de esta hormona es tratada en una fase precoz, es probable que el niño logre ganar unos centímetros que le permitan situarse en el nivel de estatura correspondiente a su edad.

El tratamiento, que debe ser prescrito por unidades hospitalarias especializadas, se realiza mediante inyecciones de hormona del crecimiento sintética. Las inyecciones deben ser diarias hasta que finalice el crecimiento del niño. La técnica de inyección es muy sencilla y debe ser aprendida por los padres. Es preciso calcular con precisión la cantidad de hormona del crecimiento que ha de inyectarse a cada niño. Debe también realizarse un estrecho control médico del paciente, así como una vigilancia de la posible aparición de efectos adversos del tratamiento, si bien estos últimos no son frecuentes.