Es importante que un niño comience el ejercicio o juego bien hidratado, lo cual se logra tomando de 250 a 300 mililitros de líquido antes del ejercicio el equivalente a 1 vaso.
Durante el ejercicio, se recomienda tomar periódicamente aproximadamente 150 mililitros 1/2 vaso cada 20 minutos ó 7 mililitros por kilogramo de peso por hora. Si la actividad es mayor de 2 horas, se recomienda añadir sodio y carbohidratos a un líquido que tenga el sabor preferido del niño.
Se debe considerar dar una mayor cantidad de líquido a aquellos niños que están aclimatados al calor y que viven en el trópico. Estas recomendaciones pueden ser modificadas de acuerdo a condiciones especiales de salud que aumentan el riesgo de desequilibrios metabólicos, desequilibrios en el agua corporal y de electrolitos como lo son la diabetes mellitus, la fibrosis quística, infecciones gastrointestinales y el uso de diuréticos.
Los niños que juegan o practican ejercicio en ambientes calurosos están en riesgo de deshidratarse si sudan intensamente y no toman suficiente líquido para reponer lo que pierden en el sudor.
La deshidratación puede llevarlos a sufrir problemas en la regulación de su temperatura corporal y causar un aumento excesivo en el calor interno, lo cual puede resultar en problemas de salud y afectar su rendimiento deportivo.
Un factor que agrava esta situación es que los niños no toman suficiente líquido para reponer la pérdida por sudor, aún cuando se les den bebidas durante el ejercicio. Esto es especialmente evidente cuando sólo tienen agua disponible para tomar durante la actividad física. Sin embargo, cuando se les dan bebidas que contienen carbohidratos y electrolitos, durante o después del ejercicio prolongado, consumen una cantidad mayor de líquido, lo cual es importante para reducir la deshidratación al mínimo.
Una pregunta común es si los niños pueden ingerir bebidas deportivas. Aunque estas bebidas fueron elaboradas para adultos, también son adecuadas para los niños que se ejercitan, sin contraindicaciones. Estas bebidas tienen un contenido de carbohidratos y electrolitos que no representa una sobrecarga para el cuerpo y si se ingieren en cantidades adecuadas no aumentan los niveles de electrolitos y glucosa en la sangre.
A diferencia de los refrescos gaseosos y los jugos, las bebidas deportivas han sido elaboradas para facilitar la absorción de agua y la velocidad del vaciado del estómago. Esto ayuda a optimizar la rehidratación y evitar la incomodidad gastrointestinal durante el ejercicio.
Es recomendable que las bebidas estén disponibles en botellas que faciliten la ingesta de acuerdo a la preferencia del niño. Es importante informarle a los padres, maestros de educación física y entrenadores que deben de educar y estimular a los niños a tomar líquido antes, durante y después del ejercicio aunque no sientan sed. Esto es crucial para prevenir problemas de salud asociados a la deshidratación y para mejorar el rendimiento deportivo.