Aprender a comer despacio trae beneficios a tu cuerpo

El actual ritmo de vida estamos siempre sometidos a  estrés y prisas por consiguiente un total descontrol en las comidas, sin embargo, distintos estudios demuestran que comer con rapidez y sin tranquilidad tiene repercusiones negativas para el organismo.

Comer demasiado rápido podría aumentar el riesgo de padecer diabetes. Según un estudio realizado encontraron que aquellos que comían con mayor rapidez tenían 2.5 veces más probabilidades de sufrir de diabetes que los que se alimentaban de forma más pausada.

Se ha comprobado que comer demasiado rápida limita la liberación en el intestino de aquellas hormonas que desencadenan la sensación de saciedad.

Un encuesta en jóvenes de edad universitaria reveló que el 42 por ciento de las mujeres y el 35 por ciento de los hombres no tenían tiempo para sentarse a la mesa a comer y eso los hacía elegir alimentos de peor calidad.

Habitualmente quienes comían en compañía de otras personas tendían a tener una alimentación de mejor calidad, que incluía más frutas y verduras.

De ahi la importancia de dedicarle tiempo a las comidas y compartirlas con amigos o familiares.

De acuerdo a algunos nutricionistas,  para evitar la indigestión, que produce síntomas como pesadez y dolor de estómago, conviene conocer cómo funciona el estómago. Ya que a medida que aumenta la velocidad a la que se come, el estómago multiplica el tiempo que tarda en hacer la digestión.

Por lo tanto se recomienda comer despacio, masticar bien y no ingerir bebidas alcohólicas si antes no se ha tomado ningún alimento.

Es recomendable tomarse un mínimo de 20 minutos para comer a un ritmo adecuado y masticar correctamente, o al menos sin tensiones.

Muchas veces comemos en cinco minutos, incluso los días festivos, o devoramos los platos sin saber siquiera qué hemos comido; aparte de privarnos del placer de paladear los alimentos, comer de forma inadecuada comporta a largo plazo trastornos digestivos y una ingesta mayor que la deseable.

Debemos procurar comer en un ambiente tranquilo, relajado, sin tensiones y con el tiempo suficiente; las comidas de negocios rara vez proporcionan una buena digestión, sino más bien un montón de gases y cierto ardor.

Para una alimentación saludable hay que comer de forma adecuada, es decir sentados, despacio, masticando bien y saboreando los alimentos. También conviene regularizar los horarios de las comidas, así como alimentarse con regularidad y tranquilidad.

Se recomienda que las comidas del día se realicen siempre a la misma hora y la cena no se tome demasiado tarde. Cierto orden en los horarios favorece, entre otras cosas, un comportamiento alimentario adecuado y una buena digestión.

Recuerda el tiempo que se ‘pierde’ en comer con tranquilidad, después se gana en salud y bienestar.