El problema de las dietas es que todo el mundo te dice como perder, pero nadie te dice que hacer cuando lo has conseguido.
Es por eso que se les llama la antítesis de la vida sana.
Nuestro cuerpo se pasa la vida experimentando cambios bruscos en su estructura lo cual es demoledor, no solo a nivel físico, sino también psicológico.
Por lo general las dietas se basan en limitar a nuestro cuerpo y mente a algo que no han sido preparados, y la tendencia que tenemos, es volver a lo de antes, precisamente por la necesidad que le creamos a nuestro organismo.
La dieta no tiene por qué acabar, si logramos que nos resulte placentera. Por eso debemos mentalizarnos en cambiar nuestros hábitos hasta llegar al punto de no retorno de manera natural, sin sobre saltos.
En primer lugar, debemos prepararnos progresivamente para ir abandonando los alimentos que nos hacen daño y que queremos dejar de comer de por vida por el perjuicio que nos causan.
Así mismo, iremos dejando solo lo que nuestro cuerpo necesita para estar saludable, y si acaso algún día libre para hacerlo más llevadero.
El mejor consejo es que lo intentes con completo compromiso y veras como estos hábitos se irán modificando así como tu organismo va sintiendo la mejoría
En poco tiempo tu veras como tu mismo rechazas aquello que jamás pensaste que nunca podrías dejar de comer , precisamente porque esa necesidad ha desaparecido, y por tanto, será difícil que los kilos que bajaste regresen.