Siempre había escuchado maravillas acerca de practicar Yoga por eso me di a la tarea de investigar un poco más acerca de todos los beneficios
Jamás me imaginé que esta milenaria disciplina hindú me llevaría a descubrir toda una experiencia de salud, plenitud y sobre todo felicidad. Una parte esencial del Ashtanga yoga es la respiración profunda Ujjayi, con la cual oxigenamos y energizamos el cuerpo y facilitamos el control de las posturas.
La respiración genera una gran concentración y al estar más consientes obtenemos una mayor serenidad. De esta forma logramos la unión del cuerpo con la mente, el contacto intenso con el espíritu y la vuelta al propio centro, al verdadero ser.
Con el yoga aprendemos a respirar de forma profunda y consiente, la respiración ayuda a desvanecer esa tensión muscular y así empiezan a brotar esos sentimientos contenidos. En cada inhalación sanamos el dolor y en cada exhalación expulsamos los “desechos emocionales”.
Este desbordamiento va disminuyendo su intensidad hasta desaparecer, haciéndonos sentir liberados. Entonces podemos respirar tranquilamente, nuestro interior se llena de energía positiva y nos sentimos en completa paz.
A nivel físico ejercitamos estiramientos, flexibilidad, equilibrio, fuerza y resistencia, y trabajamos músculos, articulaciones, circulación sanguínea, glándulas, órganos y sistemas. Con la práctica vamos adquiriendo mayor energía, fuerza y elasticidad, y sobre todo conocimiento de nuestra anatomía y conciencia del propio cuerpo.
Pero mucho más allá de los beneficios físicos, liberamos endorfinas, que nos dan una gran sensación de bienestar y optimismo, sentimos una gran relajación mental y cada día vamos disfrutando mucho más de la práctica.
El dominio de las posturas difíciles nos libera de tensión, ansiedad y mejora nuestra autoestima. Esto facilita una apertura mental positiva que ayuda a cambiar de actitud en profundidad.
Las enseñanzas del yoga ayudan a darse cuenta de que la mayoría de las cosas que nos preocupan en la vida no valen la pena, sólo importa estar presente en el aquí y el ahora para mantener el equilibrio mental y emocional.
Se comienza con decirle adiós a la rigidez mental, a la intolerancia, a la pérdida del control, a la inquietud, al nerviosismo, a la inseguridad, a los temores en la vida, a los bajos estados de ánimo.
El yoga enseña a permanecer tranquila, a aumentar la autoconfianza y a sentirse segura ante las situaciones que no se pueden controlar.
La yoga sirve no sólo para estar relajada, proporciona un sentimiento de libertad, de disfrutar conscientemente de tu existencia y esta nueva forma de percibir el mundo. El yoga se convierte en un estilo de vida, dando un bienestar invaluable.