Cuando una persona comienza a fumar desarrolla la enfermedad provocada por el consumo de nicotina, ya que no se considera un habito, puesto que se ha demostrado que al inhalar las diferentes sustancias que libera el tabaco se altera de forma importante el sistema nervioso y así provocar la adicción.
Con el tabaquismo se genera dos tipos de dependencias una es la física en la cual el organismo se acostumbre a funcionar con ciertos niveles de nicotina en la sangre y esto desata una serie de cambios a nivel fisiológico. Las alteraciones más notorias se manifiestas en el sistema nervioso central con una serie de alteraciones que modifican las concentraciones de neurotransmisores. Además de que el cuerpo del fumador se va haciendo más tolerante a la nicotina y por lo tanto el aumento de consumo va aumentando.
Esto va provocando que el fumador vaya necesitando de un mayor número de cigarros para tener el mismo efecto que cuando comenzaba y por ellos podemos ver a personas que pueden fumar más de una cajetilla al día
Todavía no se ha demostrado a ciencia cierta si la dependencia al tabaco provoca enfermedades mentales o viceversa, también se ha visto que hay una serie de patologías psiquiátricas que están asociadas a los fumadores, entre ellas: la esquizofrenia, la depresión, la hiperactividad y el déficit de atención.
La otra dependencia que genera el cigarro es la psicológica y en ocasiones es más difícil de tratar que la física, porque cada fumador siente un apego especia por el cigarro; ya que hay personas que explican que con el cigarro los tranquiliza o lo vuelven el condicionante de poder descansar.
Por eso se requieren herramientas psicológicas que permitan al fumador liberarse de estos pensamientos fantasiosos.
Los cambios físicos que se presentan con el tabaquismo son palpables a simple vista ya que, las 4 mil sustancias químicas que contiene el cigarro y entran al cuerpo comienzan a ser expulsadas a través del sudor, causando el mal olor de la piel, el aliento o, incluso, la orina.
Otro síntoma con el cual se puede reconocer a un fumador es en la tonalidad de los dedos, pues se vuelven amarillentos debido al alquitrán. Lo mismo ocurre con los dientes, pues la sustancia antes mencionada se mezcla con la saliva y se adhiere al esmalte.
En el humo del tabaco hay una gran cantidad de radicales libres que intervienen en los procesos de envejecimiento. La piel de las personas que fuman es muy seca, principalmente la del rostro porque todo se expone al humo del tabaco.
En la decisión de dejar el cigarro la más importante, es la decisión personal del adicto, el de querer dejar la adicción, buscando ayuda profesional, tener el propósito de continuar el tratamiento y debe quedar claro que la adicción no se cura, solo se controla, por lo que lo que más se debe cuidar es el control de la abstinencia.
Si se requieren clínicas especializadas en el combate del tabaquismo, el Consejo Nacional contra las Adicciones (CONADIC) tiene una base de datos. Sólo hay que llamar al 01 800 911 2000 cualquier día del año.
Es posible dejar de fumar sin la ayuda de medicamentos sólo en las personas que todavía no tiene una dependencia física importante a la nicotina. Quienes presentan una adicción arraigada tendrán más problemas e, incluso, podrían sufrir del Síndrome de Abstinencia, que hace más difícil el proceso de recuperación.
Este síndrome de Abstinencia por Ausencia de Nicotina se presente con una serie de síntomas y signos que aparecen en el fumador adicto que desea dejar el cigarro. Como:
Bruscos cambios de humor.
Trastornos del sueño.
Temblor en las manos.
Sudoración.
Dolores de cabeza.
Depresión.
La depresión se presenta por la forma en que la nicotina afecta la producción de dopamina en nuestro cuerpo. La dopamina se produce en gran cantidad por la nicotina y este neurotransmisor se asocia con lo bien que nos sentimos
Hoy en día ya existen procesos estandarizados en donde las primeras dos semanas se prepara al paciente, la tercera se llega a la fecha límite para dejar de fumar.
Es un tratamiento en el que se programa una fecha para dejar de fumar y una vez establecida el fumador tendrá que hacer su mayor esfuerzo para cumplirla. Las siguientes siete semanas se trabaja con el paciente para cambiar hábitos, estilo de vida, pensamientos y después de esto el paciente es dado de alta de la primera parte del tratamiento.
Este tratamiento está formado de 10 semanas y posteriormente se invita a los pacientes a un programa de mantenimiento de la abstinencia de 12 meses, en el que solamente tienen que asistir un día al mes, para evitar recaídas. Después de esos 12 meses se les da de alta (definitiva), porque se ha demostrado tanto en grupos, como en la bibliografía internacional que el paciente es mucho más fuerte para resistir recaídas.
En la Clínica para el Tratamiento del Tabaquismo de la facultad de medicina de la UNAM, los tratamientos que tienen una duración de 14 meses y medio tienen un costo aproximado de 2 mil 200 pesos. Incluye además, una espirometría para evaluar la función pulmonar y el apoyo psicológico.
“Para los jóvenes de 18 a 25 años es gratis, para todos los alumnos de la UNAM e incluso hemos hecho convenio con otras entidades educativas porque entendemos que a los jóvenes hay que apoyarlos todavía no trabajan
Clínica para el Tratamiento del Tabaquismo
Tel.: 5623-2108 y 5623-2102.