Cuando tenemos la fortuna de ser mamas vemos a nuestro bebe y comienza a establecerse algún tipo de comunicación lo cual es algo muy importante y emocionante.
El comienzo del lenguaje empieza desde muy pequeñitos. En este sentido, ya los primeros ruiditos, los llantos y las sonrisas se pueden considerar como una forma de comunicarse.
Aunque cada bebé tiene una edad para desarrollar sus capacidades, es cierto que alrededor de los 12 meses la mayoría empieza a decir sus primeras palabras: “mamá”, “papá” o “aba” para designar el agua. Desde ese momento, el niño irá sumando palabras a su vocabulario, casi todas ellas relacionadas con la necesidad de satisfacer sus necesidades.
Al año y medio, ya comienzan a emplear frases de dos y tres palabras y descubren el uso de los artículos y plurales. Entre los dos y tres años, aumenta la longitud de la frase, empiezan a utilizar las frases negativas e incluso las interrogativas y aprenden los pronombres, aunque todavía hablan de sí mismos utilizando su nombre.
Y a partir de los tres años, comienzan a desarrollar las demás habilidades. Aumenta el uso de adjetivos y preposiciones, así como la composición de la frase, siendo capaces de utilizar verbos compuestos en tiempos diferentes.
El proceso de aprendizaje es duro pero también es gratificante ver cómo tu bebé ha ido adquiriendo todas esas capacidades. Se supone que alrededor de los cinco años, el bebé debería haber aprendido todo el repertorio anterior. Y aunque la mente de un niño es muy ágil y aprende rápido, es necesaria la ayuda de los padres, e incluso de profesionales, para estimular el desarrollo de las articulaciones.
Los especialistas en lenguaje , nos da algunas recomendaciones para ayudar a los más pequeños:
– Es importante conseguir un ambiente relajado en casa; evitar los ruidos y los gritos.
– Hablar con el bebé de forma clara, despacio, con frases sencillas y una intensidad normal. Evitar ruidos de fondo como la televisión o la radio.
– No se ha de reñir, criticar, censurar o ridiculizar. Si el niño dice una palabra mal, el adulto se la repetirá inmediatamente pero sin decir “lo has dicho mal”.
– Estimular la conversación. Hablar con él de cosas que le interesen, sobre todo a la salida del cole.
Una de las mejores herramientas para enseñar a los más pequeños a hablar son lo cuentos. A través de las sencillas historias que narran, el niño aprenderá vocabulario, mejorará su comprensión y expresión, y desarrollará los músculos de la boca.
Lo fabuloso de estas historias es que invitan al niño a imitar los sonidos, así cuando el adulto lea el cuento, tendrá que poner especial entusiasmo para animar al bebé. Es decir, si estamos leyendo la historia de “Los tres cerditos” tendremos que hacer el sonido del viento, los sonidos de los cerditos, el aullido del lobo e incluso ayudarnos de las palmas para felicitar al cerdito más trabajador que construyó su casa de ladrillo.
Actualmente existen muchos cuentos dedicados a esta práctica, algunos de los más interesantes son: `El cepillo mágico’, ‘El gran circo’, ‘El cumpleaños feliz’ o ‘Pepe el extraterrestre’.