Como superar la muerte de una mascota

Cuando una mascota muere es una situación muy triste ya que llegamos a involucrarlos como parte de nuestra familia.

Esto muchas veces para personas que no tienen una mascota o que no les gustan puede resultar difícil de entender.

La muerte de una mascota depende de cada persona y de su edad pero hay los niños y los ancianos son las personas más vulnerables.

En el caso de los niños es una  experiencia triste en su vida y dependiendo del apego que tenían con el animal ser el tiempo que pase que pase deprimido

Los ancianos sufren y se verán afectados ante la muerte de la mascota, sobre todo cuando es su única compañía. Muchas veces, la pérdida de la mascota puede recordarles la muerte de un ser querido y traerle recuerdos tristes y dolorosos.

Las personas de media edad o adultas también pueden estar tristes, llorar y sentir pena durante un tiempo razonable pero este dolor no debería conducir a una depresión.

Las personas que hemos pasado por la muerte de una mascota tenemos que pasar por un proceso de duelo que dura más o menos lo mismo que la depresión postparto, unos dos meses. Si durara más, estaríamos frente al duelo patológico y habrá que recurrir al psicólogo.

Una vez que se ha superado el duelo, podemos considerar la idea de adquirir una nueva mascota para recuperarse de la perdida pero nunca lo hagan enseguida que murió dense tu tiempo de duelo.

Con los niños pequeños lo mejor es darle información concreta y no decirle cosa como que “está durmiendo” o “salió a pasear”. Comunicarle hechos reales como que ya no puede ver, oír, correr.

Si decidimos informar al niño de que ha enfermado y ha muerto, es importantísimo precisar que enfermar no siempre conduce a la muerte, para evitar que el niño tenga miedo al primer resfriado y crea que va a morir él o un ser querido.

Todo esto depende mucho de la edad. A los niños de  entre los seis y nueve años ya van adquiriendo conciencia sobre la muerte y se les puede explicar lo que ha pasado claramente, pero tratando el tema con cuidado para no asustarlos.

Lo más importante ante una situación así es ayudar a los pequeños a decir lo que sienten y ayudarlos en el proceso, como escribir una carta de despedida.