Ingredientes:
- 15 flores de calabaza
- 2 huevos
- 1/4 taza de agua
- 1/2 taza de harina de trigo o de arroz
- 1/3 de kilo de queso en trozo*
- aceite para freír (aprox. entre 1/4 y 1/2 litro)
Preparación:
- Enjuaga las flores, manejándolas con mucho cuidado para que no se maltraten. Corta los tallos y saca y descarta el pistilo. Extiende las flores sobre papel toalla; coloca encima otro papel y enróllalo muy suavemente para que, dentro de lo posible, se sequen las flores. Desenrolla y vuelve a extenderlas.
- En un plato hondo combina el huevo con el agua, batiendo con un tenedor. En el fondo de otro plato hondo extiende la harina.
- Corta el queso en varas de aproximadamente un centímetro de ancho y del largo necesario para llenar la cavidad de la flor sin que se salga. Coloca una vara dentro de cada flor.
- En una sartén profunda o una cacerola vierte aceite hasta que alcance una profundidad de aproximadamente centímetro y medio. Déjalo calentar a fuego mediano.
- Toma una flor rellena de queso. Rebózala en la harina, dándole varias vueltas para que quede cubierta de ésta. En seguida pasa la flor por el huevo; la harina ayudará a que el huevo se adhiera a la flor. Sacude ligeramente el exceso de huevo y coloca la pieza en el aceite caliente. Fríela hasta que esté doradita, volteándola una vez — aproximadamente uno o dos minutos por lado.
- Saca la pieza del aceite con unas tenazas o una espumadera. Colócala en un plato forrado con papel absorbente para que que se escurra el exceso de aceite.
- Repite el procedimiento con todas las flores, friendo dos o tres a la vez en el aceite.
Sirve tus flores rellenas y capeadas, calientes o al tiempo, de primer plato o como botana, acompañadas de una buena salsa mexicana.
Tip de cocina de preferencia usa algún queso mexicano recuerda uno de sabor delicado para acompañar y no anular el sabor muy suave de la flor de calabaza. Toma en cuenta también que los diferentes quesos darán resultados distintos en cuestión de textura: el queso de Oaxaca (quesillo), por ejemplo, se derritirá completamente, mientras el panela casi no se derrite el queso fresco o blanco se suaviza mucho sin hacerse líquido.