Los niños una vez que aprenden a gatear, caminar, hablar, infinidades habilidades motoras, ahora el niño de 3 a 6 años ha llegado a esta nueva fase en la que se da una fusión entre el cuerpo y la persona, con una curiosidad intensa del querer saber cuáles son las diferencias anatómicas entre los sexos y quiere explorar la energía que ahora siente de forma diferente en sus genitales.
Esta curiosidad por el propio cuerpo es grande y va unidad a otras curiosidades y posibilidades de expansión y de placer. Un placer que no se puede entender como el placer sexual adulto, centrado en el orgasmo o en lo erótico-genital. Si no que es un placer que abarca un ámbito general.
En esta etapa de la infancia, descubrir el placer que proporciona el propio cuerpo va unido a permitirse disfrutar del placer en todos los ámbitos de la vida: placer por comer algo gustoso, placer de jugar con los amigos, placer de divertirse, placer de amar a los padres, placer de recibir amor.
En esta fase, los genitales del niño y de la niña reciben por primera vez en su corta vida, una intensa y concentrada carga de excitación.
En el caso de los niños, las erecciones son frecuentes y en las niñas la líbido va a activar sensaciones intensas en el clítoris (en la zona de la vagina no será hasta llegado a la pubertad).
Estas sensaciones son las que les llevarán a rozarse, arrimarse, masturbarse para dar salida a estas sensaciones en su cuerpo. Y como estas sensaciones son intensas, los genitales del niño y de la niña se convierten en estas edades en un canal importante, sano y natural, de descarga de la energía que generan las excitaciones de su cuerpo.
Por eso es necesario que los adultos no reprimamos ni juzguemos de feo o de malo las conductas de roces y masturbación en los niños pequeños.
Si durante este periodo no se respeta, esta fuerte curiosidad e excitación genital, entonces se genera en el niño el sentimiento de culpa.
El peligro está en que este sentimiento de culpa pase a ser dominante en el niño, silenciando con ello su propia iniciativa y autoexpresión e intercediendo negativamente en la construcción de su autonomía.
Un niño que cuando se toca está explorando y dando una salida sana a estas sensaciones tan intensas, siente la represión de sus padres o educadores, se va a sentir culpable de sentir curiosidad, de tener ganas de saber más sobre su cuerpo y sobre el cuerpo de los demás, de tener iniciativas.
Esto le afectara de manera directa en su manera de relacionarse con los demás, de entender el amor, su forma de amar a los demás y de disfrutar con el placer en todos los ámbitos de la vida, y además, también le va a afectar al desarrollo de su inteligencia.
Así pues el desarrollo sexual infantil es paralelo al desarrollo cognitivo (intelectual). Si se reprime uno afecto al otro.
Por lo tanto, unido al desarrollo de la sexualidad infantil, en este periodo de 3 a 6 años también maduran otras aptitudes en el niño y la niña y todas son importantes para su bueno desarrollo:
- la búsqueda por el conocimiento,
- la iniciativa,
- la espontaneidad,
- la creatividad,
- la inventiva,
- la capacidad de disfrutar del placer.
La siguiente fase del desarrollo sexual infantil abarca de los 6 a los 12 años y luego se avanza hacia al periodo sexual en la adolescencia.