Siempre que vamos a una entrevista de trabajo, tratamos de dejar la mejor impresión de nosotros. En los primeros cuatro minutos de la entrevista dejamos la idea que los demás se hacen de nosotros.
Por ello en una entrevista de trabajo por encima del currículum o las referencias, lo que más suele inclinar la balanza es la impresión que causamos
Un apretón de manos convincente o una mirada sin suspicacia pueden ser claves. En los negocios, tú eres la marca y tu apariencia, el logotipo. Y no olvidemos que, en la apariencia, la gestualidad es algo que nos define: un simple gesto nos puede abrir las puertas o que tachen nuestro nombre de la lista.
Las señales corporales tienen una explicación, por ejemplo el apretón de manos es una señal de saludo y buena disposición, sin embargo no hay dos apretones de manos iguales. Por ejemplo, la mujer que da un apretón firme se le suele ver como una persona de mentalidad abierta, lo que hace que genere buena impresión.
Unos dedos fláccidos nos retratarán como alguien inseguro; y, al revés, estrujarle los huesos al otro devolverá una imagen autoritaria. Lo que se conoce como el apretón doble estrechar con ambas manos la que se nos ofrece se interpreta como un abrazo en miniatura, que no es apropiado si no hay confianza.
Nunca debemos cruzar los brazos. Da a entender que no estamos de acuerdo con lo que se nos comunica o que no tenemos una actitud demasiado participativa.
Lo primero que debemos advertir es que mover mucho los pies es un intento del cerebro por huir del momento que se está viviendo. Las piernas y los pies muestran el compromiso de una persona a seguir con una conversación o a darla por terminada lo antes posible.
En las mujeres, piernas cruzadas y en paralelo transmiten feminidad, seguridad y aplomo, una postura muy recomendable en entrevistas.
Uno de los gestos que solemos aplicar con mayor inconsciencia es el de afirmar con la cabeza. Asentir lentamente comunica que estamos interesados en lo que se nos está diciendo, mientras que lo contrario revela impaciencia.
Si la cabeza la levantamos en exceso es muy difícil que no piensen que miramos por encima del hombro. Tampoco conviene ladearla o inclinarla excesivamente, ya que transmitiremos una señal de sumisión o enfado.
Existen tres tipos de miradas, según se apliquen éstas a un entorno social, íntimo o de poder. Cuando fijamos los ojos en el triángulo facial comprendido entre los ojos y la boca de la otra persona, estamos aplicando una mirada neutra, social, por la que siempre se nos percibirá como interlocutores no agresivos. En cambio, si el triángulo se amplía a la zona entre los ojos y el pecho, demostraremos interés y lo más probable es que sea la antesala de una seducción. La mirada de poder se focaliza entre los ojos y la frente, y tiene un claro valor intimidatorio.
En una entrevista debemos tratar de mantener siempre una mirada apacible y prolongada, que transmita seguridad, pero también comodidad con la persona que tenemos enfrente.
Una sonrisa auténtica y sincera los hemisferios cerebrales instruyen a ambos lados de la cara para que actúen con total simetría.