Cuando estamos en la cama con nuestra pareja muchas veces no sabemos que decir, como responder, si nos veremos bien o mal usando palabras sucias y no se trata solo de decir vulgaridades o palabras antisonantes, sino mas bien de encender aun mas a nuestra pareja
Definitivamente el arte del dirty talk es muy difícil pero solo es cuestión de usar la imaginación e ir conociendo a tu pareja, platicarlo con ella en otro momento e ir descubriendo un forma mas de seducirlo.
Para saber si tu pareja quiere comenzar esta forma de prenderlo no necesitas pasar venguenzas siendo rechazada después de decirle tu mejor frase . Empieza planteando situaciones hipotéticas: “¿Qué harías si te dijera cositas mientras tenemos sexo?”. Una sonrisa o una mirada extraña será su respuesta más sincera.
Seguramente él ame la idea, así que solo es cuestión de descifrar qué tipo de cosas vas a decir y en qué forma tono, volumen, las dirás. Leer una historia erótica para obtener ideas de qué puedes decir es una buena idea. Lo infalible es decir exactamente lo que quieres que te haga. Puedes empezar diciéndote cómo te gusta que te bese, describir cómo quieres que mueva sus labios, su lengua, sus manos.
Para que las palabras sucias surtan el efecto deseado ambos deben estar muy excitados, así que deben iniciar con caricias y besos, pon atención a sus respuestas y sus gestos faciales para saber hacia dónde llevar la “plática”. La temperatura ayudará a que la pena se vaya y la conversación fluirá naturalmente.
Conforme las conversaciones sexys sean más frecuentes con tu pareja, la intensidad y temperatura de lo que se dicen probablemente subirá.
Los tres “no” básicos son: groserías demasiado altisonantes que jamás dirías normalmente, hablar de otro hombre a menos de que él te lo pida específicamente y hablar de un familiar el hermano sexy, el primo guapo.
Las groserías o vulgaridades de intensidad media son perfectas y necesarias para hablar sucio. Estas palabras llevan al sexo a un extremo seguro y dan el suficiente rush como para hacer que sientan que están haciendo algo malo o prohibido.
Si decir palabras como “pene” o “vagina” te cuesta trabajo, puedes empezar con otros nombres para las partes del cuerpo siempre y cuando no uses nombres infantiles. Matarás toda la pasión si dices “pajarito” o “florecita”.